El sábado madrugamos los 8
(incluyendo a Nayra) para ir al centro cultural, que es un lugar donde hay una
gran cantidad de tiendas en las que los turistas suelen comprar objetos típicos
de la zona, como maderas, pinturas…
cogimos un par de taxis que nos dejaron directamente allí. Entramos en
todas o casi todas las tiendas. Mientras que estábamos en una de ellas, dedicada a hacer estampaciones de símbolos ashante y demás, Rubén y yo decidimos
adelantarnos al grupo e irnos a ver la tienda contigua. Según fuimos a entrar
en ella, vi un cuadro que me enamoró.
En él está dibujado un guerrero ashante
con infinidad de colores. A Rubén le pasó lo mismo con otro cuadro de la misma
tienda (más que una tienda, era un estudio en el que el autor pintaba y vendía
sus cuadros). Estuvimos un rato hasta que le conseguimos rebajar lo máximos
posible el precio. Cuando los compramos, lo primero que pensé fue en el tamaño,
no sabía a ciencia cierta si me iba a caber en la maleta (y efectivamente, no
me cabe, así que lo tendré que llevar encima durante el vuelo de vuelta). A parte
de el cuadro enorme, compré otros 3 más pequeños. Pasamos allí toda la mañana. Cuando
se acercaba la hora de marchar, el hermano John fue a recoger a Patri y a Ana
para ir a un funeral.
Nosotros volvimos a casa a comer. La vuelta fue mucho más
corta que la ida ya que el conductor que encontramos era realmente bueno, a
parte de rápido. Después de comer, estuvimos descansando y como a eso de las 18:30
Rubén y yo, fuimos a tomar algo para hacer tiempo para ir a cenar (a las
Palmas). Al poco rato de estar allí, el hermano Jose Antonio llegó con el coche
y nos montamos atrás al aire libre. Fuimos todos excepto Nayra.
Cuando llegamos allí, vimos de
nuevo a un montón de gente en torno a un televisor viendo el partido del
Madrid.
Después de cenar volvimos a casa
y vimos un par de capítulos de cómo conocí a vuestra madre y nos fuimos a
dormir.
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