¡Ayer fue un día genial! Fuimos por la mañana a Sabin Akofrom, donde viven Patri y Ana. Estuvimos allí porque
nuestro colegio y el suyo (ambos son maristas), tenían una especie de torneo
de fútbol (11 contra 11). Jugaban primero los niños de primaria, luego
los de secundaria y por último los profes. La verdad es que fue una experiencia
genial (aunque durante el viaje de ida hubo momentos en los que pensé que el
autobús volcaba y temí por mi integridad) y comentábamos Patri y yo que no nos
podíamos creer la situación. Nos recordaba mucho a los típicos documentales en
los que salen los niños negritos en África jugando al fútbol, y… ¡Nosotros
estábamos allí! Increíble. Las gradas llenas de niños tocando los tambores y
cantando. Era bastante impresionante cada vez que marcaban un gol, ya que todos los
niños que estaban en la grada, se lanzaban al campo a celebrarlo y dar
volteretas. En lo que respecta al resultado, nos dieron una auténtica paliza en
todos los partidos. Nosotros perdimos 2-0, y nos quemamos brazos, piernas, cara…
TODO!! El calor era tremendo y el sol asfixiante. Yo creo que no me he deshidratado
tanto en mi vida. La gente de la zona se asombró al ver el cambio de blanco a
rojo que sufrió nuestra piel después del
partido. Nos dio mucha pena el tener que dejar allí a Patri y Ana para volver a
nuestra casa.
Por la tarde intentamos descansar un rato, y justo cuando estábamos ya medio dormidos llegaron las otras dos chicas, Ali y Anita, por lo que no hubo siesta. Nos estuvieron comentando toda su situación, y la verdad es que empieza a ser bastante preocupante, porque están muy asustadas con la circunstancia en la que están. Decidimos llevarlas a tomar unas salchichas picantes a la terracita de siempre para que intentaran desconectar (no surtió efecto). Nayra marchó a Accra donde tenía una especie de “fiesta” en la embajada, por lo que sólo quedamos con Rapture y Augustín. Estos dos chicos la verdad es que están intentando ayudar a las chicas en todo lo posible y ayer cuando les contaron el panorama, se preocuparon bastante. Viendo que la situación era insostenible, y que las chicas estaban bastante asustadas por volver a dormir solas en su casa, nos pidieron que fuéramos alguno a dormir a su casa para que se sintieran más seguras y fui yo.
Pedimos permiso al hermano Augustin, y me fui
con ellas en un taxi. Al llegar y ver el sitio en el que están, la verdad es
que no me dio mucha confianza, ya que es un recinto en el que hay varios
edificios y pasa un montón de gente al día, gente completamente ajena a su casa. Por no decir que simplemente para comer tienen que cambiar de edificio. El dormir allí ha sido bastante estresante, ya que cada hora había un
ruido nuevo… gallos, rezos musulmanes, rezos católicos, coches… ¡¡Horrible!!.
Pero bueno, tras ver todo aquello, intentaremos ponerle solución lo antes
posible, ya que las chicas lo están pasando fatal.
Ahora mismo estamos todos juntos
en nuestra casa para pasar el día juntos. Comeremos aquí
todos y luego iremos a tomar algo por ahí. Seguro que hoy también será un gran
día.