Ayer por la tarde nos fuimos a la terraza de siempre. Fuimos los nueve
(Nayra, César, Anina, Ali, Rubén, Rapture, Augustin, otro amigo de ellos dos y
yo). Decidimos ir andando, ya que está muy cerca, como a diez minutos. Por
el camino nos encontramos un rebaño de vacas africanas. Estuvimos tomando algo como
una hora aproximadamente y fuimos a cenar todos juntos en taxi, al restaurante “Las
Palmas”. Cuando llegamos al lugar, había un montón de gente. Sorprendentemente,
la mayor parte de esa gente estaba aglutinada en torno a una televisión que estaba retransmitiendo el partido de la
selección española. 
Nayra nos había dicho que el
restaurante estaba bastante bien y ciertamente cuando entramos en el mismo,
pudimos comprobarlo. El restaurante era una especie de buffet libre, en el que
podías ver los perolos llenos de comida y elegir la cantidad de dinero que
querías de cada cosa. Yo cené 1 Ghana de arroz, 50 pesewas de “salsa” y 2
piezas de pollo frito. Estaba todo muy bueno. En el momento en el que empezamos
a cenar, fuera empezó a llover de forma torrencial (aquí no llueve de otra
manera). Tuvimos la tormenta encima aproximadamente 1 hora, tiempo en el que
cenamos, hablamos, reímos y conocimos a un chico ghanés llamado Mohamed, que se
unió a la conversación con un castellano casi perfecto (nos contó que había
estado 10 años viviendo en Madrid, pero que con la situación actual se había
visto obligado a volver), un gran tipo. Lo
único malo del restaurante eran los baños. Lo que se usaba a modo de retrete eran una especie de duchas en las que la gente hace de todo… el olor era insoportable. 
Tras pasar la tormenta, cogimos un
taxi de vuelta a casa en el que el taxista no paraba de darnos conversación y
nos moríamos de la risa.
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