martes, 9 de octubre de 2012

Momentos duros


Ayer noche fuimos Nayra y yo a cenar con unos amigos españoles los cuales llevan en Ghana un mes. Nos recogió su conductor de confianza y el traductor del mismo, que a parte, también era de confianza. La verdad es que llevo muy poco tiempo, pero tengo que decir que anoche me sentí como en casa. Fuimos recibidos con una gran alegría, risas y una cena extraordinaria. Yo les estuve comentando las experiencias y sensaciones que me da este continente durante el día que llevo aquí. Todo fueron sonrisas y alegría. Tras cenar, estuvimos de sobremesa y posteriormente pidieron un taxi que nos llevó directamente a la casa de los hermanos, ya que era bastante tarde cuando acabamos. Fue una buena experiencia, en el camino de ida y de vuelta, tuve la suerte de conocer Kumasi de noche y pude hablar con Nayra sobre las sensaciones que estoy teniendo. Y la verdad es que para mi sorpresa todo esto me resulta increíble y creo que soy un afortunado al poder vivir esta gran experiencia.

De esas mismas sensaciones me gustaría hablar hoy en esta entrada. Estoy un poco de bajón, ya que todo lo que estaba disfrutando se ha venido un poco abajo. Este momento tenía que llegar, y mejor que sea al principio que no dentro de unas semanas. Creo que este continente tiene muchísimas sorpresas preparadas todavía para nosotros, pero aun así no puedo dejar de sentirme un poco raro. Todo esto es nuevo para mí, nunca había vivido nada parecido y creo que en ocasiones me llega a superar. Intento escudarme en mis compañeros y en Nayra, que la verdad es que es un encanto y se está volcando para que todo esto nos resulte lo más agradable posible. Me está costando acostumbrarme a esta tierra y a esta gente. La forma de pensar es muy diferente, y el ser blanco supone más un obstáculo para integrarse en la cultura, que una ventaja. Y es que es imposible no destacar. Es en estos momentos en los que te das cuenta de lo mal que lo llegan a pasar los inmigrantes que hay en nuestro país, cuando se cruzan por la calle con un personaje que únicamente por ser  de otro color de piel, se cree en el derecho de demostrar lo superior que es a través de insultos racistas o faltas de respeto. Me siento un poco así, observado continuamente a cada paso que doy por la ciudad. Algunos ya ni se molestan en llamarnos Obroni (que no tiene un sentido despectivo) sino que simplemente sacan la cabeza por la ventanilla y gritan “White”, frase que cada vez que la escuchamos nos empezamos a reír, por lo directa que es.

Bueno, espero que cada día me vaya adaptando mejor y aceptando las costumbres sin tener que girar la cara para no ver cosas o actos que España son impensables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario