Finalmente, y tras muchas horas,
estamos en Kumasi. Aterrizamos ayer noche en Accra a eso de las 9:00
aproximadamente (hora local, dos horas menos que en España). El continente
africano nos recibió con una tremenda tromba de agua. Ilusionadísimos, salimos
del avión y entendimos a nuestros amigos que anteriormente
habían estado aquí, cuando una bofetada de humedad sacudió nuestras caras (me acordé mucho de Paula). Para
ser sinceros, antes de aterrizar nos empezamos a preocupar al ver como por el
techo del avión se deslizaba un fina capa de vapor, así como por la zona de la
ventilación. Una vez que estábamos casi tocando tierra, Ana y yo le preguntamos
al compañero que nos tocó de viaje que si eso era normal. Nos dijo que en
África es normal, ya que la cantidad de humedad que existe es muy superior a la
del país del que procedíamos, y es necesario ir aumentando la cantidad de
humedad dentro del avión, para que la diferencia al salir no sea tan brusca.
Una vez que pisamos tierra firme
(tras 5 horas eternas de vuelo aproximadamente), salimos corriendo hacia las
instalaciones del aeropuerto para mojarnos lo menos posible. El papeleo que
hicimos dentro fue realmente pesado, ya que nos moríamos por salir de allí y tomar conciencia de que realmente estábamos en nuestro destino. Cuando
finalizamos, nos dirigimos a la salida donde nos esperaban Nayra y Leo
(cooperantes en Ghana) que llevaban allí desde las 7 de la tarde esperándonos.
Nos montamos en la famosísima bala plateada, junto con nuestro conductor
Mickael que nos llevaría a la casa marista que hay en Accra.
Sin duda fue un viaje en el que
todos estábamos muy atentos a lo que nos rodeaba ya que a pesar de la poca
luminosidad, podíamos intuir lo que era Accra. Llegamos, cenamos, charlamos
durante un buen rato y nos fuimos a dormir. Yo dormí en una habitación a parte,
César y Rubén durmieron en la misma. Esta mañana nos hemos levantado, y
desayunado a las 5:30 junto con Nayra y otros hermanos de la casa. Tras
desayunar juntos, hemos partido rumbo a nuestro destino final, Kumasi. Han sido
otras 5 horas de viaje por “carreteras” por las que hemos podido disfrutar de
la fantasía del paisaje de estas tierras.
En contraposición, nos hemos
topado de frente con la realidad de este continente. Poblados enteros de “chozas”
en las que hemos podido intuir la crudeza de la vida africana.
Finalmente
llegamos a Kumasi, donde hemos cambiado parte del dinero, y hemos ido a comprar
la tarjeta para el móvil. Los hermanos nos han acogido de manera espectacular y
nos han dicho que nos sintamos como en casa. Y realmente es que la casa en la
que vamos a vivir esta gran experiencia César, Rubén y yo, es realmente
acogedora, y está situada en el mismo recinto que el colegio de prácticas, por
lo cual la distancia real hasta nuestro trabajo andando, es de 2 minutos.
Lo siento si he contado todo un
poco deprisa, pero es que han sido demasiadas cosas que contar y muy poco
tiempo para hacerlo. Para concluir, quiero decir que hoy he visto cosas increíbles,
y mañana a las 7:00 tenemos que desayunar para entrar en clase a las 7:30. La verdad
es que estamos bastante emocionados por conocer a los niños/as. Espero que sea
otro día lleno de emociones.
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