lunes, 22 de octubre de 2012

¡Excursión!


¡Qué bien nos lo hemos pasado este fin de semana!

La verdad es que no pensaba que nos lo fuéramos a pasar tan bien, pero bueno, voy a separarlo por días para intentar hacerlo más gráfico.


VIERNES

Salimos el viernes después de comer, sobre las cuatro, dirección a la casa de las chicas. El taxi nos llevó por un camino súper largo que nunca habíamos ido. El tráfico, para variar, horrible. Llegamos después de una hora y poco a la casa. Allí nos esperaban Patri y Ana (qué ganas tenía de verlas). Fuimos a comprar desodorante y otras cosillas. Estuvimos cenando con los hermanos de aquella comunidad, que nos trataron realmente bien. Una vez que cenamos, nos juntamos todos en la habitación de las chicas y estuvimos jugando a las películas. Nos reímos un montón, pero nos tuvimos que ir pronto a dormir ya que el día siguiente teníamos que madrugar más de lo normal para partir rumbo a la comunidad de Holly Cross, que está aproximadamente a 3 horas de distancia. Aunque Patri y yo nos quedamos un ratillo más hablando. Esa noche no dormí casi nada, los mosquitos me rondaban.


SÁBADO


Partimos con el amanecer en la bala plateada rumbo a la ceremonia de los novicios en Holly Cross. El viaje fue bastante divertido ya que no paramos de cantar y jugar a los típicos juegos de viajes como por ejemplo “password”. La verdad es que cada vez que hacemos un viaje, me empapo de imágenes que permanecerán en mi memoria durante toda mi vida. La mayoría de ellas muy duras, como la de las vendedoras que están en la carretera a pleno sol todo el día, o la infinidad de chabolas que te encuentras por el camino. 
Cuando llegamos al lugar nos cambiamos, ya que era una ceremonia importante en forma de misa (duró aproximadamente 4 horas), en la que los novicios de la comunidad ascendían a hermanos. La experiencia fue bastante buena ya que no paraban de cantar y bailar. Cuando acabó, nos juntamos todos los asistentes para comer.
Por la tarde Pascal, Josh y Harry nos llevaron a ver el castillo de los esclavos “Elmina´s Castle”. La verdad es que las sensaciones dentro del mismo fueron bastante angustiosas ya que nos comentó el guía que nos acompañaba, como se desarrollaba la vida entre aquellas paredes, y el trato que recibían los esclavos.
Tras ver el castillo, salimos a la calle donde se nos lanzaron unos vendedores ambulantes que andaban por la zona y no nos dejaron ni andar… muy agobiante. Pusimos rumbo a una especie de museo que tiene una señora por la zona, en el que guarda antigüedades eclesiásticas.




Después, volvimos a la comunidad en la que nos recibieron con los brazos abiertos y pudimos disfrutar de una gran cena. Por la noche nos juntamos en la habitación de las chicas y estuvimos contando historias, jugando y pasándolo genial. Y me di cuenta de que me habían picado bichos en la pierna derecha, exactamente 47 picaduras en la rodilla.
 


















DOMINGO


Madrugamos para asistir a la misa de las 7 de la mañana. En la que de nuevo hubo presencia de yembés y de música/ritmos africanos. Me acordé mucho de mi padre tanto el día anterior en la ceremonia, como en esta misa a la hora de dar la paz. Te daban la paz hasta los de dos filas por delante y por detrás. La misa la verdad es que me gustó. Cuando acabamos de desayunar salimos rumbo Kakum (para ver el parque de los puentes colgantes). Tengo que decir que de camino, vi una imagen que me marcó y que estoy seguro que no voy a olvidar nunca: un hombre completamente desnudo bañándose en un charco de barro. Muy, muy duro. Con respecto al parque, sólo una palabra: ¡¡IMPRESIONANTE!!
La entrada nos costó 15 cedis por ser estudiantes (aprox. 6 o 7€). Los paisajes eran completamente de selva. Lo “especial” de este parque natural es que tiene 7 puentes a una altura que no sabría deciros, porque los árboles no dejaban ver el suelo, pero vamos, la caída es importante. Hacia tiempo que no disfrutaba tanto de la naturaleza (de echo dudo que alguna vez lo haya disfrutado de esta manera). Lo pasé un poco mal pasando los puentes colgantes (que no he dicho que construyeron los canadienses en su momento) ya que no paraban de balancearse. No aptos para gente con vértigo.
Cuando salimos de allí fuimos a comer a una gasolinera un pollo híper-picante. Y de ahí, rumbo a Kumasi de nuevo. Tardamos como 3 o 4 horas en volver, de nuevo cantando, sobre todo el fondo sur (Rubén, Patri y yo) que los hermanos tuvieron que acabar hartos de tanto cante. Tengo que agradecer desde aquí, el trato y la preocupación constante que tuvieron durante todo el fin de semana.

Finalmente y tras un camino lleno de baches, botes… llegamos a nuestra comunidad, donde nos despedimos de las chicas. 

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